Hay quienes escriben libros, quienes pintan paisajes o cantan canciones. Tú… tú tejes. Y eso también es poesía. Tejes como quien repara el tiempo, como quien cose el alma. Entre tus manos, la lana deja de ser lana: se vuelve abrigo, calor, refugio. Tus agujas no son solo herramientas, son varitas que convierten lo simple en extraordinario. Me maravilla cómo cada tejido tuyo guarda una historia, aunque nadie la vea. Historias de tardes tranquilas, de música suave, de pensamientos que van y vienen mientras las manos siguen creando. Gracias por regalarle al mundo algo tan noble y sereno. Que nunca dejes de tejer, ni con hilos… ni con sueños