-Necesitas un buen corte de pelo -dijo el Sombrerero. Había estado observando a Alicia con mucha curiosidad, y estas eran sus primeras palabras. -Debería aprender usted a no hacer observaciones tan personales -dijo Alicia con acritud-. Es de muy mala educación. Al oír esto, el Sombrerero abrió unos ojos como naranjas, pero lo único que dijo fue: -¿En qué se parece un cuervo a un escritorio?